Because change happens

Últimamente, por una cosa u otra, oigo a menudo aquello de que Dios los cría y ellos se juntan, normalmente referido a parejas un tanto peculiares.
Pero porque no, echando la vista atrás, basta con echar un repaso a la época estudiantil. Por muchos cambios de curso y de clase que hubiesen, siempre se repetían los mismos roles con diferente cara.
Por un lado, el grupo de los listos con suerte, a veces a golpe de chuletón, normalmente acostumbraba a coincidir con los más guapos y a los que tenían como una especie de protección que por aquel entonces era difícil de acceder. Estos siempre acostumbraban a tener las últimas novedades en mochilas y lápices que hacían que todavía fueran más admirados por el resto. Encima el fin de semana iban a la disco, eso ya era lo más de lo más.
 
Por otro lado, se encontraban los listos, listos, sin ayudas extras. Estos, a pesar de tener otro status, muy bien visto por el profesorado, eran más casposillos. Eso si, eran ideales para que los primeros echaran un ojo en los exámenes. 
 
El tercer grupo eran los que iban trampeando como podían, sin pena ni gloria, a su ritmo. Con un poco de suerte, algún día se marcaban algún número con algo que les había explicado el profesor particular y que nadie más sabía.
El último, los cazurros del todo, los que no aprobaban ni a tiros, y siempre tenían una lista enorme de suspensos. Estos se iban quedando por el camino.
Lo mejor era cuando nos mezclaban para hacer trabajos, aquello era un cóctel casi imposible. 
 
Ahora, que con esto de las redes sociales, todos sabemos de todos, las cosas que mucho prometían se han quedado en nada y por quien no daba nadie nada, están en lo más alto. Lo que son las cosas.

Look del 29:

Boots: Triver Flight

Jacket: Hetrego
Jeans: Mango

Scarf: Lola casademunt
Sweater: Sandro

Bag: Dimoni

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