Marta ...

Marta es una chica de treinta y seis años, felizmente casada, y con dos pequeños de cinco y tres años.
Nadie daba nada por ella, pero lo cierto es que siempre ha salido adelante sola sin necesitar la ayuda de nadie.
Su vida es bastante rutinaria, y fuera de su jornada laboral, acostumbra a vivir por y para sus hijos, a no ser que excepcionalmente tenga una cita con alguna de ...

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... sus amigas para tomar un café. Y es que no hay cosa que pueda gustarle más que disfrutar de ellos. Son su vicio confesable.
Tiene una vitalidad y una fuerza casi sobrenatural, no hay otra forma de entender como sino, es capaz de aguantar tanto ajetreo.
Su jornada empieza muy pronto, a las cinco y media de la mañana, pero a pesar de esto siempre va como un pincel y no se le escapa detalle. Se prepara un café rápido, y casi con la taza en las manos sale por la puerta.
Debe coger el transporte público, tres nada más y nada menos para llegar, de la manera más rápida, en una hora y media a su trabajo. Y lo mismo para la vuelta. En total, tres horas mínimo a diario, que aprovecha para dar una cabezadita si algún frenazo no se lo impide, o para ponerse al día de las últimas noticias.
Hace unos meses, está más rara de lo habitual, ni siquiera es capaz de conciliar el sueño por las noches, el nudo en el estómago se ha convertido en algo normal, y la jaqueca le visita más habitualmente. 
No hay ni rastro de la luz que tenía hasta ahora, en realidad ni se molesta en camuflar sus ojeras amarillentas, y ahora si más que nunca es su familia quien le empuja cada mañana para que siga con sus quehaceres.
Ahora ya ni quiere leer el periódico, en sus trayectos se limita a recostar la cabeza en la ventana con los ojos abiertos, con la mirada fija en la nada, pensando en porque ahora y a ella. Ante la impotencia de no encontrar respuesta a sus preguntas, es habitual que sus ojos se cristalicen y lloren, pero está tan metida en sus pensamientos, que ni siquiera seca sus lágrimas,  recorren sus mejillas hasta llegar al mentón, para volver a caer lentamente sobre su muñeca.
Antes de llegar a la penúltima parada, vuelve en si e intenta disimular un día más, sus pequeños le estarán esperando en la parada de autobús con los brazos abiertos, y esta será su única recompensa por hoy.
Marta está ya aburrida, desilusionada con el mundo y con las personas, pero confío en que cualquier día entienda que ahora es lo normal y que sepa encontrar como siempre ha hecho, el sentido a su nueva vida.

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Look del 25:

Shoes: H&M

Denim Blouse: Massimo Dutti

Trench: Comptoir des Cotonniers

Jeans: Forever 21

Sunglasses: Ray-Ban

Bag: Hallhuber
  

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