Discovery

Ayer, como acostumbro a hacer algún que otro domingo, me fui a hacer un reconocimiento de la zona más cercana a mi casa.
Vivo en el límite del barrio, así que lo más cercano es de esas zonas intermedias entre barrios, que parece que estés en tierra de nadie. Pero lo cierto es que me sorprendió, está repleto de casas increíbles al más puro estilo inglés, de aquellas que inevitablemente hace que te imagines viviendo en ellas.
A pesar de que eran las once pasadas, y que empezaba a salir el sol, la calle está totalmente desierta. Es un barrio totalmente residencial.
En la tercera de las travesías de la avenida principal, y de nuevo en un edificio antiguo, con un encanto especial.
Sólo abrir la puerta, y a pesar de estar separado por la gruesa cortina que suelen poner en invierno, ya se podía oír el bullicio controlado del local.
Ahora se donde estaba metida la gente, estaba a rebosar, y no es de extrañar, buena comida, como en casi toda la ciudad, a unos precios más que razonables.
El local, es enorme, con techos altísimos como los de antaño, y como los que hacía tiempo que no veía. Las paredes, granates, junto al mostrador con una madera envejecida con colgadores dorados, le dan una calidez ideal para un domingo por la mañana.
La relajante música de un violín en directo, ponía el resto.
La comida un escándalo, mejor no hablar. Entré para un café, pero tanta comida arriba y abajo, me abrió el apetito y no pude resistirme, así que, desayuné dos veces.
Ya lo he anotado en mi lista de favoritos, a ver si la voy ampliando un poco, porque con la de sitios geniales escondidos (o no) que tiene la ciudad, siempre acabo más o menos en los mismos sitios, a veces simplemente por rutina y sin pensarlo. 

Look del 23:

Boots: UGG

Leggins: Falke

Sweater: Sud Express

Skirt: Drykorn

Skarf: Local Shop München

Jacket: Zara

Bag: Burberry

Gloves: Hallhuber

 

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