The End

No será la primera vez que oigo decir que ojito con lo que deseas que siempre se cumple. Ingenua de mi, pensé que eran habladurías, lo he hecho tantas veces y al final se ha quedado en agua de borrajas, que atribuyo, o atribuía al dicho a leyenda urbana más.
Después de toda la historia con la santa casera, que ahora tampoco es hora de repetir, porque no procede y no quiero aburrir, pues lo mínimo que deseaba es perderla de vista un tiempo. 

A lo largo de estos días he estado haciendo un trabajo de investigación y observación y he podido comprobar que ha venido por aquí en contadas ocasiones, en realidad dos para ser exactos. Supongo que el hecho de no tener jardín, ni plantuchas, ni nada de nada, más que los containers que tengo justo enfrente de mi habitación, juega a mi favor.
Una de las veces me la encontré de morros al subir la persiana, recién levantada, con pelos de loca, y la cara hinchada como un sapo de la calefacción. La poca reputación que tenía quedó por el subsuelo, que poco glamour!
Claro está, hasta que no me cercioné de que su Giulietta verde botella, con el toro en el trasero, ya no estaba en la entrada, no volví a subir las persianas al menos hasta la altura de la vista.
El motivo de la segunda de las visitas fue algo diferente e inesperado, claro que está vez aproveché un descuido para huir, en toda regla, por la puerta de atrás para no encontrármela. De vuelta a casa, tenía una sorpresa, ya no me atrevo a decir si grata o no, en el buzón. Parecía una carta profesional, pero no había dudas de que era para mi, porque ponía mi nombre. Y si, era de ella, nada del amante alemán.
Tuvo el detalle de hacerla en inglés, y a pesar de ello me la tuve que releer un par de veces, porque no daba crédito a lo que estaba leyendo. Desde luego, después de la relación tan extraña que he tenido con esta mujer, podía imaginarme de todo menos lo que me estaba contando en esas líneas.
Lo del cambio de piso y bla bla bla, eso? eso si ha quedado en agua de borrajas! porque sin más me cuenta que se ha vendido el edificio, y que ahora "pertenecemos" a un fulanito de tal, por lo visto con renombre en la ciudad.
Así que ahora si que la voy a perder de vista pero para no verla más a no ser que me la encuentre paseando por el centro o tomándose un Campari con su inseparable amiga.
Aquí entre nos, y a modo de cotilleo, mi intuición me dice que la señora se ha separado, por eso nos echó la primera vez (con lo monos que eran mis 30 metros) porque tenía que venir su hijo, y ahora no nos quiso renovar porque venía la hija. Suerte que al tercero ya lo tenía de vecino, y que no tenía más hijos porque sino hubiera ocupado todo el edificio con sus cachorros.
Especulaciones a parte, creo que a partir de ahora voy a desear con más fuerza si cabe lo que quiera que suceda, y dejaré de hacerlo de según que, no quisiera tentar a la suerte. 

Look del 12:

Shoes: Parkos

Jacket Cotton: Zara

Jacket Wool: Numph

Blouse: Shyde

Jeans: Maje

Scarf: Burberry

Bag: Louis Vuitton

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