Sunny Sunday

Soy una dominguera con todas las de la ley. Ayer hizo un día estupendo, soleado a más no poder, y sin ninguna nube a la vista. Después de una tarde de sábado un poco perril sin salir de casa, ayer amanecí fresca como una rosa, así que, tocaba levantarse un poco pronto y un desayuno de aquellos completitos que tanto se ven por aquí.
 
Fui a un local nuevo, monísimo por cierto, con paredes forradas de papel de grandes flores rosas sobre fondo dorado, sólo entrar se olía un ambiente relajado con cierto toque a jazmín, al que acompañaba una música un tanto peculiar que me llevaba directamente a los chiringuitos de verano indonesios. Creo que tuve un encuentro con la cuarta dimensión. De  mis viajes estivales a Bali, entre otras muchísimas cosas, tengo grabado en la cabeza una música que no tiene nada de especial, pero que inevitablemente me da muy buen rollo y que suena año tras año. En varias ocasiones quise comprar el cd, me hacía gracia tenerlo en casa y escucharlo cuando tuviera  morriña, pues bien, a partir de ahora sólo tendré que ir a desayunar al local nuevo de ayer, porque por una de aquellas cosas inexplicables, sonó aquella música tradicional, iba a ser un buen día sin duda, no podía ser de otra manera.  Al ritmo de tirorirorira me metí entre pecho y espalda, un pack desayuno de esos con huevo duro incluído. 
 
A partir de ahí, con la excusa de ir siguiendo el Sol, no hice más que andar, andar y andar. Es curioso porque, a pesar de llevar unos cuantos meses, la ciudad no deja de sorprendente, y cada vez descubro rincones nuevos, que hacen que no pueda irme a casa a pasar las horas.
Además con el solecito que hacía tampoco era cuestión de desaprovecharlo, y como donde fueres haz lo que vieres, me fui al lado del río a charlar un poco y ver pasar al personal, creo que media ciudad estaba allí.
De paso, ya que estaba, aproveché el último día del mercadillo de antigüedades y cerámica, todo tipo de objetos de lo más curiosos.
 
A las cinco de la tarde, tocaba la retirada, y a pesar de estar colorada como un tejo y con la ñoña de después de tomar el sol, hice el sobreesfuerzo de irme a correr un rato. De locos lo se, pero lo mejor fue llegar a casa y darme una duchita de agua caliente para acabar el día. Eso si, os aseguro que a las nueve y media estaba KO en la cama. Hoy de nuevo, me he levantado la mar de fresca, lista para empezar la semana con fuerza.
Feliz lunes!